En la actualidad conocemos la relación directa que existe entre nuestra alimentación y estilo de vida, con nuestro bienestar físico y emocional. Una alimentación saludable nos ayuda a mantener nuestro sistema inmune fortalecido y a equilibrar nuestra composición corporal, piezas clave en la prevención de muchas enfermedades con tasas cada vez mayores en nuestra sociedad (obesidad, cardiovasculares, inmunológicas, etc.).

Sin embargo, no existen unas pautas universales, ya que cada persona es diferente en relación con horarios, costumbres, situación familiar, nuestros gustos con las comidas, historial médico, edad, sexo y metabolismo, etc. Por ello, adaptar la alimentación para conseguir optimizar nuestro estado físico y mental, manteniendo una relación saludable con y mediante la comida, es nuestra filosofía de trabajo, a través de la individualización de las recomendaciones nutricionales y el diseño de los menús semanales para ayudar al paciente paso a paso.