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El aumento de la ansiedad entre nuestros jóvenes

¿Te has preguntado por qué los niveles de ansiedad y depresión entre los jóvenes están en aumento? Jonathan Haidt, en su influyente libro La Generación Ansiosa, arroja luz sobre los factores que están contribuyendo a este fenómeno. Con una combinación de datos rigurosos y análisis sociocultural, Haidt desglosa cómo el entorno actual está moldeando una generación que se siente más ansiosa e insegura que nunca.

Principales temas del libro:

El «Culto a la seguridad»: Haidt sugiere que la obsesión moderna con la seguridad está haciendo más daño que bien. Al proteger en exceso a los niños de cualquier tipo de riesgo, estamos privándolos de experiencias esenciales para el desarrollo de la resiliencia. ¿Qué sucede cuando evitamos todos los desafíos? Según Haidt, los jóvenes pierden la oportunidad de aprender a enfrentarse a la adversidad, lo que contribuye a mayores niveles de ansiedad en la adultez.

La Influencia de las redes sociales: Haidt destaca cómo el auge de las redes sociales ha cambiado radicalmente la manera en que los jóvenes interactúan con el mundo. Las plataformas como Instagram y TikTok intensifican la comparación social, el miedo a ‘perderse algo’ (FOMO: «Fear of Missing Out») y la búsqueda constante de validación. Este entorno digital puede exacerbar sentimientos de insuficiencia y ansiedad, afectando negativamente la salud mental de los más jóvenes.

En La generación ansiosa, Jonathan Haidt subraya que la verdadera amenaza para los jóvenes no es solamente la sobreprotección, sino la desprotección en un mundo «hiperconectado». El acceso de nuestros menores sin control a las redes sociales e internet, sin las herramientas adecuadas para gestionarlo, ha creado un entorno donde estos se enfrentan a una exposición constante a contenidos dañinos, comparaciones sociales, y presiones emocionales.

Esta desde nuestro punto de vista, y así lo refleja Haidt, es la piedra angular de su argumento: las plataformas digitales, al ofrecer un acceso ilimitado y no regulado, despojan a los jóvenes de la capacidad de procesar de manera sana los estímulos emocionales y sociales, llevándolos a una mayor vulnerabilidad emocional. Haidt señala que, en lugar de proteger a los menores de las adversidades de la vida, hemos creado un entorno donde están expuestos a ellas sin ningún tipo de preparación o supervisión adecuada.

Este vacío de protección digital es lo que está provocando, según muestra el autor, la epidemia de enfermedades mentales que afecta a las nuevas generaciones. A partir de esta comprensión, el resto del libro se desarrolla como un llamado urgente al cambio, proponiendo soluciones que busquen recuperar el equilibrio entre el uso saludable de la tecnología y la protección del bienestar emocional de los jóvenes.

El declive de la interacción presencial: A medida que los dispositivos digitales se convierten en la principal forma de comunicación, las interacciones cara a cara disminuyen. Haidt argumenta que estas conexiones humanas directas son esenciales para el bienestar emocional, y su ausencia está creando un vacío que contribuye a la soledad y la ansiedad.

La cultura de la fragilidad: En La Generación Ansiosa, se analiza la tendencia de algunos entornos académicos y sociales a evitar cualquier idea o discurso que pueda resultar incómodo o desafiante. Haidt llama a esto «la cultura de la fragilidad», donde las personas se consideran frágiles en lugar de resilientes, lo que puede limitar su capacidad para lidiar con el conflicto y el estrés en la vida real.

Características principales de esta:

Evitar el disenso o discrepancia: En esta cultura, se busca evitar confrontaciones o discusiones que puedan generar conflicto. La premisa es que las personas deben ser protegidas de discursos que puedan desafiar sus creencias o valores, lo que puede llevar a la censura de ideas controvertidas o disidentes.

Espacios seguros (Safe Spaces): Los espacios seguros son áreas físicas o conceptuales donde se espera que las personas no se enfrenten a ningún tipo de discurso que pueda considerarse ofensivo o dañino. Si bien la intención es proteger el bienestar emocional, Haidt argumenta que esto puede impedir el desarrollo de habilidades para manejar el conflicto y la disonancia cognitiva.

Microagresiones: En este contexto, el concepto de microagresiones se refiere a comentarios o acciones que, aunque no intencionadamente ofensivas, son percibidas como discriminatorias o insensibles. La reacción a estas microagresiones a menudo incluye la evitación del discurso o la penalización de quienes las cometen, en lugar de fomentar el diálogo y la comprensión mutua.

Impacto en el desarrollo de la resiliencia: Haidt sostiene que al proteger excesivamente a los individuos de experiencias difíciles o incómodas, se reduce su capacidad para desarrollar resiliencia. La resiliencia es la habilidad de afrontar y superar adversidades, y es una competencia esencial para el bienestar emocional a largo plazo.

Consecuencias generales de la cultura de la fragilidad:

1. Pérdida de resiliencia

  • Las personas no aprenden a manejar situaciones adversas o desafiantes. Al evitar las dificultades, se reduce su capacidad para afrontar el estrés y los contratiempos, lo que genera un aumento de la vulnerabilidad emocional a largo plazo.

2. Aumento de la ansiedad y el estrés

  • La falta de exposición a situaciones incómodas y difíciles puede generar una mayor ansiedad ante cualquier tipo de desafío. Esto se debe a la falta de habilidades desarrolladas para gestionar el malestar emocional, lo que lleva a una sobrecarga emocional ante eventos que, en otros contextos, no generarían tanto estrés.

3. Limitación del pensamiento crítico

  • Al evitar el disenso y no confrontar ideas desafiantes, se limita la capacidad de las personas para pensar de manera crítica y reflexiva. Esto genera mentes más conformistas y cerradas, que no cuestionan ni exploran diferentes perspectivas de manera profunda, reduciendo la capacidad de resolución de problemas complejos.

4. Dificultad para manejar el conflicto

  • La cultura de la fragilidad fomenta la evitación de conflictos en lugar de enseñarnos a manejarlos de forma constructiva. Esto puede generar una falta de habilidades para negociar, resolver disputas o enfrentarse a situaciones conflictivas, lo que, a su vez, puede hacer que las personas se sientan desbordadas ante situaciones desafiantes.

5. Aumento de la polarización y la intolerancia

  • Al proteger a las personas de ideas contrarias, se tiende a crear una sociedad más polarizada. Las personas pueden ver a quienes no comparten sus puntos de vista como amenazas, en lugar de como individuos con los que se puede dialogar, lo que aumenta la intolerancia y la división social.

6. Aislamiento social

  • La evitación constante de puntos de vista disidentes puede llevar a una mayor desconexión social, ya que las personas se agrupan solo con aquellos que piensan igual que ellas. Esto dificulta la creación de conexiones auténticas y profundas, limitando las oportunidades de aprender y crecer a través de la interacción social.

7. Censura y restricción de la libertad de expresión

  • La tendencia a evitar cualquier idea potencialmente dañina o incómoda puede generar una censura involuntaria, donde el debate abierto y la libertad de expresión se ven restringidos. Esto puede llevar a un ambiente donde las ideas se limitan a lo «seguro», reduciendo la diversidad de pensamientos y, en consecuencia, el progreso social.

8. Reducción de la capacidad para tomar riesgos

  • El miedo a afrontar situaciones incómodas o difíciles puede hacer que las personas eviten tomar riesgos, lo que limita su capacidad para crecer o innovar. Sin exposición a la incertidumbre o el fracaso, no se desarrollan las habilidades necesarias para asumir riesgos de manera saludable, lo que puede impedir el progreso personal y profesional.

PROPUESTAS PARA CONTRARRESTAR LOS EFECTOS DE LA CULTURA DE LA FRAGILIDAD

1. Fomentar la resiliencia a través de la exposición controlada a desafíos

  • Propuesta: En lugar de proteger a los jóvenes de todos los riesgos, es crucial permitirles enfrentarse a desafíos que estén dentro de su capacidad para manejarlos. Esto incluye tareas complejas o actividades que les obliguen a salir de su zona de confort, como deportes, proyectos colaborativos o debates.
  • Beneficio: La exposición controlada a dificultades les enseña a gestionar el estrés y a desarrollar habilidades para superar obstáculos. La resiliencia, construida de forma gradual, les prepara para afrontar adversidades en la vida real.

2. Promover el pensamiento crítico y la reflexión profunda

  • Propuesta: Fomentar ambientes donde se valore la diversidad de opiniones y se incentive a los jóvenes a cuestionar sus propias creencias y las de los demás. Esto puede incluir la organización de debates, la lectura de textos desafiantes y la creación de espacios donde se puedan expresar ideas contrapuestas sin temor al juicio.
  • Beneficio: Al practicar el pensamiento crítico, las personas aprenden a evaluar la información de manera objetiva, fortalecer su capacidad de argumentación y a comprender perspectivas diferentes, lo que enriquece su visión del mundo.

3. Revalorizar el debate y la confrontación saludable

  • Propuesta: En lugar de evitar los desacuerdos, es importante enseñar a los jóvenes cómo discutir de manera respetuosa y constructiva. Esto puede lograrse a través de talleres de comunicación efectiva y resolución de conflictos, donde se aprendan técnicas de escucha activa y respeto mutuo.
  • Beneficio: Aprender a manejar el conflicto de forma saludable permite desarrollar habilidades sociales y emocionales cruciales para la vida adulta. También fomenta un ambiente en el que las diferencias pueden ser discutidas y no temidas, fortaleciendo el sentido de comunidad.

4. Crear espacios de inclusión, no de protección excesiva

  • Propuesta: En lugar de crear «espacios seguros» que eviten el disenso, se pueden establecer «espacios de inclusión», donde las personas se sientan libres de expresar sus opiniones, pero siempre en un marco de respeto y apertura al diálogo. Estos espacios deben estar diseñados para desafiar las ideas de manera constructiva, en lugar de protegerlas de las críticas.
  • Beneficio: Fomentar la inclusión en lugar de la protección excesiva permite que las personas desarrollen una mentalidad más flexible y abierta, además de la capacidad de tolerar las diferencias y de aprender de ellas.

5. Cultivar la empatía a través de la diversidad de experiencias

  • Propuesta: Exponer a los jóvenes a diversas culturas, contextos y formas de vida a través de intercambios, viajes, voluntariado o actividades de colaboración con personas de diferentes trasfondos. Además, promover la lectura de libros, documentales o películas que muestren distintas perspectivas y realidades.
  • Beneficio: La empatía se cultiva al entender las experiencias de los demás, especialmente las que son diferentes a las nuestras. Esto no solo favorece el desarrollo personal, sino que también contribuye a construir sociedades más cohesionadas y solidarias.

6. Fomentar el valor del fracaso como herramienta de crecimiento

  • Propuesta: Enseñar a los jóvenes a ver el fracaso no como un obstáculo, sino como una oportunidad de aprendizaje. Esto puede incluir programas educativos que celebren los errores como pasos necesarios para el éxito, y que enseñen la importancia de la perseverancia.
  • Beneficio: El miedo al fracaso es uno de los principales inhibidores de la innovación y el crecimiento personal. Al cambiar la percepción del fracaso, las personas se sienten más seguras para intentar cosas nuevas, asumir riesgos y aprender de sus errores.

7. Desarrollar habilidades de autocuidado y regulación emocional

  • Propuesta: Ofrecer programas educativos y de apoyo donde se enseñen habilidades de autocuidado, mindfulness (atención plena) y regulación emocional. Estas prácticas ayudan a las personas a gestionar sus emociones de manera saludable y a reducir la ansiedad.
  • Beneficio: Desarrollar habilidades emocionales fuertes ayuda a los jóvenes a mantener la calma y tomar decisiones racionales bajo presión. También promueve un sentido de bienestar general, lo que reduce la prevalencia de trastornos de ansiedad y depresión.

8. Promover la autoeficacia y la independencia

  • Propuesta: Estimular la independencia a través de la toma de decisiones informadas y la responsabilidad personal. Esto puede incluir la creación de proyectos donde los jóvenes tengan que planificar, ejecutar y asumir las consecuencias de sus acciones.
  • Beneficio: La autoeficacia, es decir, la creencia en la propia capacidad para influir en los resultados es un factor crucial para la salud mental. Promoverla desde una edad temprana ayuda a los jóvenes a sentirse empoderados y más preparados para afrontar los retos de la vida.

9. Reforzar el sentido de comunidad y colaboración

  • Propuesta: Fomentar la colaboración en lugar de la competencia desmedida. Crear oportunidades para que las personas trabajen juntas en proyectos comunes, ya sea en el ámbito académico, laboral o comunitario.
  • Beneficio: La colaboración promueve un sentido de pertenencia y apoyo mutuo, lo que ayuda a las personas a sentirse parte de algo más grande que ellas mismas. Esta sensación de comunidad fortalece la capacidad de superar obstáculos en conjunto, creando redes de apoyo emocional y social.

 Conclusión:

Jonathan Haidt nos invita a reflexionar sobre las prácticas actuales en la crianza, la educación y la tecnología, y cómo estas están configurando la salud mental de las nuevas generaciones. La Generación Ansiosa es una lectura esencial para padres, educadores y cualquier persona interesada en el bienestar de los jóvenes. Con un enfoque basado en la ciencia y la psicología, este libro nos proporciona las herramientas para crear un entorno más saludable y resiliente.

¿Te interesa profundizar más? Descubre cómo todos podemos contribuir a cambiar la narrativa y ofrecer a las nuevas generaciones un camino hacia un futuro más equilibrado y feliz.

Haidt, J. (2024). La generación ansiosa: Por qué las redes sociales están causando una epidemia de enfermedades mentales en nuestros jóvenes (M. S. de Zúñiga, Trad.). Grupo Planeta.

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