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¿Por qué los músicos necesitamos un Music Coach?

[vc_row][vc_column][vc_column_text]Antes de nada, quiero aclarar que este artículo va dirigido no solo a músicos, sino a todos los profesionales de la industria y las artes escénicas, que pretenden superar aquellas barreras o brechas que obstaculizan de algún modo la consecución de sus metas y objetivos profesionales.

A lo largo de más de veinte años como profesional del sector, he vivido la música desde casi todas las perspectivas y roles posibles. He sido músico, compositor, ingeniero de sonido, productor, coach, profesor en la rama de la comunicación audiovisual y empresario. En relación con esta última faceta, he dirigido uno de los mayores complejos privados del estado dedicado a la música, compuesto por estudios de grabación, editorial discográfica y una sala de conciertos, entre otras actividades. He trabajado y conocido a numerosos músicos y profesionales, muchos de ellos de renombre, pero también a otros que comenzaban su andadura por este apasionante camino. Parece una evidencia decir que cada uno de esos artistas era diferente al otro en múltiples sentidos, pero a todos sin excepción les unía algo muy concreto: Lograr el éxito. Pero…

¿Qué es el éxito?

La palabra éxito proviene del latín y significa “salida”, lo que establece una relación causal entre una acción determinada y su resultado final positivo o satisfactorio.

A grandes rasgos, para la mayoría de los músicos citados, el éxito significaba poder ganarse dignamente la vida haciendo lo que más les gustaba: tocar su música preferida y dar a conocer sus composiciones. Pero ¿Qué hacían para conseguirlo? En general, sus acciones se basaban en una creencia mediada por un tipo de razonamiento llamado condicional, que valida las premisas en una relación causal del tipo: “Si…entonces”.  Es decir: Si trabajo duro, entonces tendré éxito. Como veremos más adelante, esta deducción es arbitraria, ya que se fundamenta en una contingencia que no siempre es verdadera, puesto que pueden darse un sinfín de variables que la invaliden, lo que explicaría por qué trabajar duro no siempre garantiza que alcancemos nuestros objetivos.

Por otro lado, el éxito es un concepto subjetivo, abstracto, y su significado depende de cómo interpretemos y construyamos la realidad. Para algunos músicos guarda relación con su autorrealización o evolución y crecimiento profesional, para otros ser rico o famoso, pero también hay personas que lo entienden como la capacidad para seguir adelante a pesar de las dificultades, en consonancia directa con su grado de superación y esfuerzo, etc. A pesar de estas y otras divergencias, existe cierto consenso que apunta a que el éxito depende de la autoestima y las expectativas depositadas por un individuo o grupo en alcanzar sus metas, así como de su grado de conocimiento de la tarea, capacidad de observación, compromiso, trabajo, etc. Por otro lado, es evidente que la mediocridad, el negativismo, o una visión sesgada del contexto en el que nos movemos suelen alejarnos de él.

Cada variable cuenta

A lo largo de mi carrera como coach, psicólogo y productor, he comprobado como muchos artistas no lograban sus objetivos, a pesar de haber desarrollado proyectos sólidos en los cuales habían invertido mucho tiempo, energía, esfuerzo y dinero. Recuerdo un concierto en el que actuaban dos bandas de rock que yo había grabado y producido. Una de ellas abrió el evento teloneando a la otra. Apenas tuvieron público a lo largo de su actuación. Acabaron de tocar y subieron a la grada en la que yo me encontraba para escuchar al grupo “estrella”, que antes de comenzar ya había llenado el pabellón hasta la bandera, mientras sus fans jaleaban su nombre, ávidos por verlos en escena y escuchar sus primeros riffs. Finalmente, aparecieron y comenzaron a desgranar lo mejor de su repertorio. El pabellón se venía abajo, mientras un público entregado y enloquecido cantaba a coro cada canción. Mientras esto sucedía, el líder de la banda telonera, que estaba sentado a mi lado, me transmitió sus sentimientos de frustración ante lo que estaba sucediendo: “No entiendo nada, estos tíos apenas saben tocar y arrasan” “Nosotros tenemos formación, somos mucho mejores intérpretes, nuestras canciones están mucho más elaboradas que las de ellos y les damos mil vueltas en todo”. Y en gran medida tenía razón.

Pero detrás de su apreciación, existían variables que este músico no contemplaba o no era capaz de observar. La banda “estrella” estaba formada por músicos muy jóvenes, con escasa o nula formación académica, y a su vez muy humildes. Querían triunfar a lo grande y no sabían por dónde empezar, así que cuando me conocieron no dudaron en ponerse en mis manos y partir de cero para conseguirlo. Depositaron en mi toda su confianza como coach, mentor, productor y editor, para a partir de ese momento modificar aspectos básicos y estructurales relacionados con su estilo musical, ensayos, temática de sus letras, target, composiciones, público diana, etc. El resultado no se hizo esperar: su primer álbum superó con creces las mejores expectativas y se colocó en las primeras posiciones de las listas, se agotaban las entradas para sus conciertos y pronto se convirtieron en una banda con miles de seguidores acérrimos y entusiastas.

Este ejemplo, ilustra como cada variable cuenta. En concreto, estos chicos desconocían inicialmente su verdadero potencial, que además no explotaban por miedo al ridículo, vergüenza o inseguridad. No eran creíbles porque no eran fieles a sí mismos a pesar de su genuinidad, y no eran capaces de ver que había un nicho de mercado para su música entre otros aspectos.

En resumen, aunque a veces nos volquemos de lleno en un proyecto y hagamos las cosas “bien”, somos incapaces de contemplar aspectos relevantes que sin duda van a condicionar el resultado final.

En otras ocasiones, en nuestros proyectos actuamos como creemos que hace la mayoría, o sin un plan trazado previamente, improvisando incluso las etapas por las que pasa este, sin saber bien qué hacer después, o cegados por un feedback casi siempre subjetivo que nos dispensan los amigos más cercanos. Pero podrían ser otras las barreras que entorpecen nuestro camino, relacionadas a veces con factores internos o interferencias de naturaleza psicológica que merman nuestro potencial y rendimiento.

¿Qué puede hacer por ti un coach?

La labor de un coach musical es acompañar al artista en un momento determinado de su carrera, donde por diversas circunstancias surge una dificultad o un bloqueo que le impide el progreso hacia sus metas. El coaching es ante todo una acción facilitadora y transformacional, un proceso de aprendizaje que busca la asunción de un compromiso por parte del artista.

El coach no te dirá quién o cómo debes ser, sino que con su “soplido” creador buscará estimularte para convertirte en un cocreador de tí mismo y responsabilizarte por ello.

Es un observador diferente, que pretende empoderarte en la consecución de tus metas a través de tu propia introspección y autoconocimiento, descubriendo caminos y opciones que no habías considerado e implementando un plan de acción acorde a tus necesidades.

 

Autor: X. Anxo Maciel Vilar

Psicólogo sanitario: M-33133

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