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Por qué es importante acudir a terapia psicológica

En la vida, todos nos enfrentamos a situaciones difíciles. Desde el estrés del día a día, los problemas laborales, familiares, dificultades en la crianza de los hijos, incluso la ansiedad y la depresión. Estas situaciones pueden hacernos sentir abrumados y sin saber qué hacer. Pero hay una solución efectiva: la terapia psicológica.

En San Sebastián de los Reyes y Alcobendas, AMMA Psicología ofrece terapia psicológica de alta calidad para ayudar a las personas a superar estos desafíos. Con profesionales cualificados y experimentados, nuestro centro está comprometido en proporcionar un ambiente seguro y acogedor para que nuestros clientes se sientan cómodos y puedan recibir la ayuda que necesitan.

¿Por qué acudir a terapia psicológica? Aquí hay algunas razones importantes:

Manejo del estrés y la ansiedad

El estrés y la ansiedad son emociones naturales que todos experimentamos. Sin embargo, cuando estas emociones se vuelven abrumadoras y comienzan a afectar nuestra calidad de vida, es importante buscar ayuda. La terapia psicológica puede ayudarte a aprender estrategias efectivas para manejar el estrés y la ansiedad, así como a desarrollar habilidades para el autocontrol y la relajación.

Tratamiento de la depresión

La depresión es una enfermedad mental seria que puede afectar todas las áreas de la vida, incluyendo el trabajo, las relaciones y la salud física. La terapia psicológica puede ser una parte importante del tratamiento de la depresión, ya que puede ayudarte, entre otras cosas, a identificar los pensamientos y comportamientos negativos y desarrollar una actitud más positiva.

Solución de problemas familiares

La familia es una parte fundamental de la vida y a veces puede ser difícil de manejar. Ya sea que esté tratando de resolver conflictos entre los miembros de la familia o mejorar la comunicación, la terapia puede ayudarte a encontrar soluciones efectivas para problemas familiares y mejorar tus relaciones.

Desarrollo de habilidades de crianza

La crianza de los hijos es una de las tareas más desafiantes y gratificantes de la vida. A veces puede ser difícil saber cómo manejar ciertas situaciones, como la disciplina y la comunicación efectiva con los hijos. La terapia puede proporcionarte estrategias efectivas para la crianza de los hijos y ayudarte a desarrollar habilidades de comunicación y resolución de problemas, fortalecimiento de la autoestima y habilidades sociales, esenciales en su desarrollo.

Fortalecimiento de la autoestima

La autoestima es la forma en que vemos y nos valoramos a nosotros mismos. Cuando la autoestima es baja, puede ser difícil hacer frente a los desafíos de la vida. El proceso terapéutico puede ayudarte a fortalecer tu autoestima y confianza, lo que puede mejorar tu calidad de vida y tus relaciones.

Problemas en la pareja

La terapia de pareja puede ayudar a mejorar la comunicación, la resolución de conflictos y la comprensión mutua en la relación. También puede ayudar a abordar problemas de intimidad y a construir una base más sólida para la relación. Un estudio publicado en la revista «Journal of Marital and Family Therapy» encontró que la terapia de pareja es efectiva en el tratamiento de problemas matrimoniales y que los efectos positivos perduran después del tratamiento.

Acoso laboral y escolar

La psicología puede ayudar a las personas que han sufrido acoso laboral o escolar a procesar y superar el trauma derivado de dichas situaciones dolorosas. Además, proporciona un espacio seguro para hablar sobre lo sucedido y desarrollar habilidades para manejar el estrés y la ansiedad.

Gestión de adicciones a las nuevas tecnologías

La terapia psicológica también puede ser efectiva en el tratamiento de la adicción a las nuevas tecnologías, como los teléfonos móviles y las redes sociales. Puede ayudar a adultos y niños a desarrollar habilidades para reducir el tiempo que pasan en línea y para establecer límites saludables en su uso.

Gestión de emociones 

El tratamiento psicológico es clave para ayudar a las personas a gestionar emociones difíciles que pueden surgir en situaciones de la vida, como la ira, la tristeza, la culpa, etc. Buscamos proporcionar un espacio seguro a fin de poder hablar sobre dichas emociones y aprender habilidades para manejarlas de manera efectiva.

EVIDENCIA CIENTÍFICA

La evidencia científica respalda el valor de la terapia en la mejora de la calidad de vida de las personas. Según la Asociación Americana de Psicología, la terapia psicológica ha demostrado ser efectiva en el tratamiento de una amplia gama de problemas emocionales, incluyendo la ansiedad, la depresión, el estrés, los problemas de pareja y familiares, y los trastornos alimentarios.

Además, un estudio publicado en la revista «Psychotherapy Research» encontró que los pacientes que recibieron terapia psicológica experimentaron mejoras significativas en su bienestar emocional y en su capacidad para manejar el estrés, en comparación con aquellos que no recibieron tratamiento. Otro estudio encontró que la terapia psicológica es tan efectiva como la medicación para tratar la depresión y la ansiedad.

En resumen, la terapia psicológica puede ser una herramienta valiosa y efectiva para ayudar a las personas a superar las dificultades emocionales y mejorar su calidad de vida. En Amma Psicología, nos enorgullece ofrecer una terapia psicológica individualizada y personalizada para satisfacer las necesidades únicas de cada cliente y ayudarles a alcanzar sus objetivos emocionales y de bienestar.

Si estás interesado en obtener más información, no dudes en contactarnos y te daremos orientación gratuita sin compromiso.

AMMA Psicología

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desarrolla tu asertividad

Libera tu asertividad y desbloquea tu comunicación

Asertividad. Esa palabreja cada vez más instaurada en nuestras conversaciones de café, y que, frecuentemente, se confunde con Sinceridad:

“Yo soy una persona muy asertiva, le he dicho a Fulano que la próxima vez que actúe de esa manera se va a enterar”.

“He respondido con total asertividad a Frutano: creo que le ha quedado claro que su incompetencia nos perjudica a todos”.

¿Cuál es la diferencia sustancial entre ambas?

Cuando somos sinceros y cuando somos asertivos, en los dos casos estamos comunicándonos con el otro de forma transparente, mostrando “nuestra verdad” con autenticidad, sin embargo, la distinción radica en el CÓMO expresamos esa opinión, ese deseo, aquella necesidad.

Revisando los ejemplos anteriores, podemos intuir que tanto a Fulano como a Frutano el mensaje les ha debido quedar “cristalino”, pues era directo, sincero y sin demasiados “filtros”. Objetivo… ¿Conseguido? Depende. Si la finalidad comunicativa era hacerles un “jaque mate” en toda regla, entonces la jugada ha sido maestra. Si lo que buscamos es expresar nuestro descontento y promover en el otro algún cambio, a lo mejor tenemos que replantearnos cambiar de estrategia. Y es que la comunicación interpersonal no debería ser una partida de ajedrez con vencedores y vencidos, sino un “win-win” lo más satisfactorio posible para todas las partes.

Volviendo al tema que nos ocupa, ¿qué es entonces el Asertividad y por qué es un bien tan preciado? La Asertividad es la capacidad de defender nuestros derechos personales, expresar nuestros sentimientos, preferencias u opiniones de forma clara, al tiempo que se tiene en cuenta cómo va a recibirlo la otra persona y se adapta el mensaje en consecuencia. La Asertividad se basa en el respeto a uno mismo y a los demás, algo que no siempre ocurre cuando hacemos uso de la Sinceridad, donde el “tacto” puede llegar a brillar por su ausencia, como ya hemos visto en los ejemplos anteriores.

¿Qué efectos indeseados tiene la falta de asertividad?

La principal consecuencia adversa o negativa de la falta de límites con el otro, es que le estamos otorgando el poder de influir y modular nuestras propias emociones, generando un sentimiento de indefensión o de falta de control en nuestro estado de ánimo, nuestras decisiones, y, en definitiva, en el devenir de nuestra vida. Una responsabilidad que el otro no nos ha pedido, pero que nosotros le hemos cedido, quedando a merced del vaivén de sus propios antojos e intereses. En este contexto de pérdida de libertad, lo más común es llegar a desarrollar una percepción distorsionada de uno mismo y de la realidad que nos rodea, acompañada de altas dosis de estrés y ansiedad. La no expresión saludable y respetuosa de las propias emociones, opiniones o necesidades, acarrea la acumulación por exceso de ira, resentimiento, culpa o frustración, que puede terminar por liberarse de diversas maneras (y, atención spoiler, ninguna suele tener final feliz).

En el caso anterior estamos hablando del estilo de comunicación que denominamos “pasivo” o “inhibido”, esto es, adaptarse a los derechos de los demás sin tener en cuenta los deseos, intereses y derechos propios. Pero… ¿qué ocurre con aquellas personas que se sitúan en el polo opuesto, el estilo comunicativo que denominamos “agresivo”? Las personas con tendencia a responder de manera “agresiva” defienden sus derechos desconsiderando los de los demás, teniendo un efecto negativo en sus relaciones, pero también en sí mismos, pues es frecuente experimentar una fase de arrepentimiento posterior con sentimientos de culpa o vergüenza, si la expresión de las propias opiniones viene acompañada de gritos, descalificaciones o palabras hirientes.

¿Por qué nos cuesta tanto ser asertivos?

Llegados a este punto es necesario hablar de un enemigo común, que se encuentra en la base de muchas, muchísimas de las dificultades que podemos experimentar a lo largo de nuestra vida: las creencias irracionales. Esas que nos hacen ver el mundo con unas gafas de dudosa graduación. Algunas de estas creencias relacionadas con la expresión asertiva de mis opiniones, podrían ser:

  • “No soy buen compañero/a si no le hago este favor a Mengano”
  • “No debería contar mis problemas a otros porque bastante tienen ya con lo suyo”
  • “Si digo que no puedo asumir ese nuevo proyecto pensarán que no estoy comprometido/a con la empresa”
  • “Tengo que responsabilizarme de todo lo que concierne a mi equipo de trabajo”

¿Te resulta familiar alguna de ellas? Si es así, te interesa saber que puedes sustituirlas por otras creencias más realistas y asertivas:

  • “Ayudar a otro es muy valorable, pero no hacerlo siempre y en toda circunstancia no me convierte en un mal compañero”
  • “Todos tenemos derecho a expresar nuestro malestar”
  • “Si me siento abrumado/a de trabajo, tengo derecho a expresarlo sin que eso suponga un menor compromiso o implicación por mi parte”
  •  “En los equipos de trabajo la responsabilidad es compartida. Cada uno tiene sus tareas y funciones definidas, y se trabaja por un objetivo común, por tanto, no es necesario que yo me cargue con todo”

Algunas estrategias para empezar a practicar la asertividad

Sin duda la asertividad es una habilidad que se adquiere con la práctica y el tiempo, ¡las fórmulas mágicas y el chasquido de dedos, lamentablemente, no funcionan en estos casos!

A continuación, te compartimos algunos trucos de comunicación asertiva para ir ganando confianza y poniendo en marcha tus habilidades:

  • Una buena manera de empezar es formularse la siguiente pregunta: “¿qué me hubiera gustado responder en esa situación, si no hubiese tenido miedo o si mis creencias no me hubiesen frenado?”. El objetivo es que puedas tomar consciencia de los deseos, necesidades o intereses que no estás atendiendo o satisfaciendo en tus relaciones con los demás.
  • Comienza entrenando esta nueva habilidad en situaciones de bajo riesgo o con personas de confianza, para ir poco a poco enfrentándote a situaciones más complejas.
  • Utiliza MENSAJES YO, es decir, aquellos centrados en TUS propios pensamientos y sentimientos. Los MENSAJES YO no buscan criticar ni culpabilizar a su receptor, pretenden expresar cómo nos hace sentir la conducta de la otra persona. “Cuando tú haces… yo me siento…”, sería una buena fórmula.

Hagamos un pequeño ejercicio para aclarar conceptos, ¿cuál de estas dos frases contiene un MENSAJE YO?

  1. “Me molesta que llegues tarde porque me toca esperarte sola en la calle. La próxima vez agradecería que me avisases de que vas a retrasarte”.
  • “Siempre llegas tarde, ¿qué excusa vas a usar hoy?”

¿Lo tienes? ¡Eso es! La opción A.

  • Evita utilizar emociones que impliquen una connotación negativa hacia el otro: decepcionado, traicionado, engañado, rechazado… En su lugar puedes hacer uso de emociones más “neutras” en relación a la otra persona: triste, dolido, sorprendido, disgustado o intranquilo, pueden ser buenas opciones.
  • Si quieres expresar al otro tu descontento por alguna actitud que haya tenido, procura describir su conducta de forma objetiva (“has llegado con 1 hora de retraso a nuestra cita”), sin entrar en valoraciones de ningún tipo (“eres un desconsiderado”). También es importante que te centres en su conducta, no en él/ella como persona (“a veces haces chistes que pueden herir a los otros” VS “eres una irrespetuosa”). Finaliza la expresión de tu malestar con una petición de cambio o rectificación al otro: “me gustaría pedirte que, a partir de ahora, por favor…”
  • Haz que tu mensaje y tu comunicación corporal vayan al mismo compás: establece contacto visual frecuente, mantén una postura erguida que denote seguridad, procura que tu expresión facial sea amable o neutra para evitar que el otro se sienta atacado, controla los gestos, etc.

Ahora que ya conoces algunas claves interesantes para mostrar una actitud más asertiva, es momento de ponerse en la acción. Una buena estrategia que puedes seguir es pensar en una conversación cotidiana que te resulte incómoda, por ejemplo, pedirle un favor a alguien o rechazar algún plan que no te apetezca, escribir cómo sería la conversación, siguiendo las pautas anteriores, y pedirle a alguien de tu máxima confianza que te eche un cable practicando el diálogo, lo que llamamos un “roleplay”.

¡Practicar, practicar, hasta automatizar!

Irene Tapia Calleja

Psicóloga – AMMA Psicología


CONSEJOS PSICOLÓGICOS para sobrellevar el AISLAMIENTO

SELECCIONA LA INFORMACIÓN

Estar informados es clave en esta compleja situación que la humanidad está viviendo.  Sin embargo, es importante asegurándonos que sea una fuente fiable y de calidad. Por otro lado, es clave limitar el tiempo que dedicamos a ello (ej. mañana y tarde) para conocer la evolución de la situación. ¿Por qué? Recordemos que un exceso de información podría  desequilibrarnos psicológicamente, lo que nos llevaría a sentir más miedo, ansiedad y sensación de no control.

ESTABLECE UN CALENDARIO

  • Organiza tu día a día. No lo dejes al azar. Concretar las actividades que deseamos realizar y establecer un horario para cada una de ellas.
  • Estas podrían ser: tiempo para teletrabajar, preparar comida y comer en familia, realizar ejercicio físico, hacer actividades juntos (parejas, hijos) y otras por separado (tiempo para ti), realizar llamadas a familiares y amigos, etc.

Establece tus prioridades y déjalas en un lugar visible a fin de poder cumplir tus objetivos.

CUIDA TU DIETA

  • Elabora un menú semanal rico en antioxidantes que fortalezcan tu sistema inmunitario. Esto ayudará no solo a tu cuerpo, sino también a la calidad de tus pensamientos y emociones.
  • Haz la compra un día a la semana. Planifica tu carro de la compra.
  •  Cocina en familia: busca momentos de calidad en familia. Esto te motivará y mejorará el vínculo familiar.
  • Disfrutad juntos de cada comida

CUERPO Y MENTE

Hacer ejercicio mejora nuestro estado físico y mental

FÍSICA

Los efectos positivos que el ejercício tiene en la mejora del organismo son muchos, por citar algunos: fortalece nuestros huesos y músculos, purifica la sangre, presión sanguínea, oxigenación y sistema inmunológico.

MENTE

Está probado que realizar ejercicio físico contribuye a la producción de endorfinas, neurotransmisores que se encargan de hacernos sentir bienestar, entre otras funciones.

Ayuda a regular estados emocionales negativos y consigue que veamos las circunstancias desde otra óptica.

VIGILA TUS PENSAMIENTOS Y EMOCIONES 

Cuando parecen pensamientos negativos será más fácil que las emociones asociadas sean negativas

Alimenta pensamientos alternativos. Este momento es excepcional y por tanto podemos buscar momentos para la reflexión personal.

Sin duda que esta situación es compleja y emociones como la tristeza, ansiedad, el miedo serán habituales. Acogerlas compasivamente, aceptarlas y escucharlas puede ayudarnos a elaborar ese momento.

Podemos escribir sobre ello, hablarlo con personas allegadas y buscar apoyo en esos momentos.

PRACTICA RELAJACIÓN

La ciencia ha probado que dedicar unos minutos diarios a poner la atención en la respiración y relajarnos ayuda a nuestros pensamientos, emociones y esto afecta a la calidad del sistema inmunológico.

Recupera la energía

  • Ambiente: busca un ambiente tranquilo, con luz tenue. Puedes poner música instrumental para acompañarte.
  • Respira lenta y profundamente: Para ello lleva tu atención a el aire entrando por tu nariz, atravesando tus pulmones, y después pon atencion en la espiracion.

       Repite este ejercicio durante al menos 10-15 minutos cada día.

CUIDA TU RED SOCIAL

Estar recluidos no implica estar aislados psicológicamente

 Saber que podemos contar con familiares y amigos mitiga la sensación de miedo y falta de control.

Hoy se hace esencial cuidar de nuestra red de apoyo.

Por ello te recomendamos:

Establece momentos para comunicarte, expresar tus emociones, compartir actividades de forma telemática…

Puedes elegir el modo que para ti sea más deseable, pero lo más importante es que dediques tiempo a compartir

CUIDADOS E HIGIENE

  • Lávate las manos frecuentemente con agua y jabón.
  • Evita tocarse los ojos, la nariz y la boca con las manos sin lavar.
  • Mantén una distancia entre usted y las otras personas si el COVID-19 se está propagando en su comunidad.
  • Limpia y desinfecta las superficies que se tocan frecuentemente. Esto incluye las mesas, las manillas de las puertas, los interruptores de luz, las barandillas, los escritorios, los teléfonos, los teclados, los inodoros, los grifos, los lavamanos…
  • Obsérvate y observa a tus familiares para evaluar vuestro estado de salud.

MUCHO ÁNIMO Y RECUERDA QUE… cada granito cuenta

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LA PANDEMIA “IN-VISIBLE” 

David contra Goliat

Desde AMMA Psicología queremos hacer llegar nuestro apoyo a todos los ciudadanos en estos momentos tan complejos, en los cuales estamos viviendo cambios vertiginosos en relación con la situación que hoy azota el mundo y las consecuencias que esto tiene para todos nosotros/as.

Es indudable que, además de la pandemia tangible existe una intangible, la del miedo y la incertidumbre. Es indudable que esta nos puede hacer sentir mucho malestar.

Y tú, ¿te sientes identificado/a con estas emociones?

¿PODEMOS OBTENER ALGO POSITIVO DE TODO ESTO?

Desde luego que este momento nos coloca en una obligada situación de reflexión. Pasamos del ajetreo diario, el estrés laboral, correr sin parar un momento, persiguiendo siempre una nueva meta detrás del reloj, a una situación de parada obligatoria. Un “STOP” que altera la rutina anterior y nos conecta con una nueva perspectiva, compleja, y como si de una enorme ola se tratase, nos impulsa sin dirección clara hacia un futuro incierto.

A pesar de lo anterior, en este momento, podemos observar la respuesta de la ciudadanía: una gran dosis de altruismo, paciencia, reclusión creativa, mamás y papás “teletrabajando” mientras sus hijos saltan en el sillón,  forzados a comprar enmascarados, reprimiendo al hermano abrazo y beso, sin luz del sol que roce nuestras mejillas, pero dibujando un arcoíris que colgar al otro lado de la ventana, con la esperanza de que con este gesto amable, en la distancia, hagamos efectiva aquella máxima de cuando todos somos uno, uno somos todo”. La providencia nos ha hecho protagonistas en esta lucha solidaria, donde un simple lavado de manos, un “cuenta conmigo” o un “#quédate en casa”, puede salvar muchas vidas.

Ciudadanos, lo que hacemos en nuestros hogares es un esfuerzo titánico, sin precedentes, y uno de los pilares para salir cuánto antes a nuestras anheladas calles. Por eso también hemos de premiarnos con un “estoy haciendo bien mi parte”.

Además, están los valientes sanitarios, que, cual ‘David contra Goliat’ van con sus ondas y sus piedras a luchar contra esa ‘corona de virus’ que hoy azota nuestro mundo, enfundados en batas blancas, señal de la paz. Se visten cada mañana con la fortaleza del mayor de los guerreros, preparados para luchar por cada uno de nosotros, de forma incondicional. A ellos, se suman los cajeros/as de supermercados, los farmacéuticos/as, personal de limpieza y todos aquellos que hacen el trabajo más duro…

Ahora podemos volver a hacer la misma pregunta del inicio, ¿sacamos algo bueno de todo esto…?

MODO: PROBLEMA/RETO

Citando a Winston Churchill “toda crisis es mitad un fracaso y mitad una oportunidad”. Se ha demostrado que, ante una perspectiva de reto o problema, el ser humano responde de forma diferente.

Ante el “modo problema” tendemos a focalizarnos en aquello que no funciona, alimentando emociones negativas y pensamientos asociados, los cuales, tenderán también a ser nocivos, limitando nuestra posibilidad para generar soluciones alternativas. De alguna manera, caemos en lo que en psicología se conoce como ‘indefensión aprendida’, esto es: “no puedo hacer nada para cambiarlo”.  

Sin embargo, cuando ante la misma situación, ponemos el foco en el “modo reto”, nuestro cerebro, que es una máquina “resuelve-problemas” tiende a buscar soluciones creativas, a fin de proporcionar bienestar al individuo, protegerle o dar respuesta a algo que está pendiente de decisión. La actitud que tenemos ante las circunstancias de la vida modifica muchas cosas: nuestros estados emocionales y sentimientos, pensamientos, incluso la química de nuestro cuerpo y con ella nuestra respuesta inmunológica.

¿Crees que una perspectiva de reto te puede ayudar?

CRISIS Y DECISIÓN

La palabra “crisis” deriva del griego krísis: ‘decisión’ ‘yo decido, separo, juzgo’, designa el momento en que se produce un cambio muy marcado ante una situación, sea esta en el ámbito personal o en la vida de una comunidad. Conectando con la idea anterior, sobre dónde ponemos el foco, modo problema o modo reto, nosotros también podemos decidir.  

Podemos aprovechar estas semanas de obligado silencio para autoobservarnos, adentrarnos en nuestro interior y responder a aquellas preguntas que anteriormente no teníamos tiempo de formular. Alejarnos del mundanal ruido, desconectar la TV para escucharnos en silencio, nuestras preocupaciones, metas, logros, afectos, miedos, motivaciones.

Puede que el fantasma de la incertidumbre, el miedo, la desazón o la tristeza hayan entrado en tu hogar y lo hayan coloreado con sus tonos característicos, si esto ha sucedido, puedes sentirte comprendido/a, es algo natural en los tiempos que vivimos. Sin embargo, se nos hace necesario entrar en el modo reto y cambiar resignación por aceptación. Aceptar no implica desconectarnos, tampoco girar la cabeza ante la dificultad, sino, aceptar el panorama actual, afrontar la situación con resiliencia, entereza y acción.

Albert Camus dijo: “en lo más crudo del invierno, aprendí por fin que dentro de mí hay un verano invencible”

Confiamos en ti.

AMMA Psicología.

Psicólogos en San Sebastián de los Reyes

La clínica AMMA Psicología es un centro sanitario ubicado en la localidad de San Sebastián de los Reyes, Madrid.

Este proyecto nace en 2018 buscando cubrir las necesidades de una zona en expansión, que creímos reclamaba un espacio que abordase las necesidades de la zona, a saber: psicología adaptada a adultos, niños y adolescentes.

Misión Visión y Valores: 

Nuestra misión parte del deseo de acercar la psicología a la gente, haciéndola accesible, comprensible y práctica. Para ello buscamos herramientas eficaces, avaladas por la comunidad científica,  las cuales ofrecemos durante el proceso de intervención, de forma sencilla, a fin de que el paciente pueda beneficiarse de ellas. 

La visión de AMMA Psicología se relaciona con el desarrollo de un equipo humano, cercano y profesional. Dicha visión, se traduce en el impulso de programas de intervención individualizados, que ayuden a mejorar la salud psicológica de la población.

Nuestros valores comprenden aspectos relacionados con la calidad humana y profesional, el compromiso con una formación contínua y el crecimiento a través del desarrollo de un equipo consolidado.

¿tienes alguna duda? 

Ofrecemos asesoramiento gratuito, deseamos escuchar tu caso y ofrecerte, en caso necesario, la ayuda de un profesional especializado.

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¿En que medida decidimos nosotros?

Uno de los procesos más difíciles a los que nos enfrentamos a lo largo de nuestra vida es a tomar decisiones. Obviamente, no será lo mismo elegir entre cuestiones triviales, donde las consecuencias de una elección equivocada son irrelevantes, a aquellas otras trascendentales para nuestro futuro vital. En las primeras, actuamos muchas veces de forma casi automática, ya que el nivel de razonamiento requerido es menos complejo y profundo que en las segundas, en las cuales invertimos mucho más tiempo a la hora de sopesar los resultados posibles y obramos de manera analítica y meticulosa.

Una decisión, es una resolución que tomamos respecto de algo, y en la toma de decisiones realizamos una elección entre diversas alternativas, que pueden aparecer en múltiples contextos, ya sea a nivel profesional, familiar, sentimental, etc. Dicho proceso, teóricamente nos permite solucionar aquellos conflictos o desafíos a los que tenemos que enfrentarnos de forma individual, grupal u organizacional. Los modelos clásicos de toma de decisiones, como el de Hastie, o los de resolución de problemas como el de D´Zurilla & Goldfried, se han incorporado con éxito a la terapia de corte cognitivo-conductual. Básicamente, hacen hincapié en las respuestas adaptativas que debe dar el sujeto a los problemas, pero estas no son siempre identificables por él, debido a la existencia de barreras u obstáculos (Nezu, 2004).

En el proceso de toma de decisiones influyen las demandas de la situación. Estas pueden ser internas; objetivos y valores de la persona; o externas, como la ambigüedad circunstancial, la incertidumbre, la falta de recursos, la novedad o las demandas en conflicto.

A grandes rasgos, en este proceso decisional, se procede analizando el problema, se definen los objetivos a alcanzar, se ponen en la balanza los aspectos positivos y negativos de cada decisión, se generan conductas alternativas a través de un brainstorming, se extrapolan los resultados asociados con objeto de prever los cambios que se producirán en la situación y se extraen las consecuencias de cada uno de ellos.

Cualquier proceso decisional debería basarse en un amplio conocimiento del problema que deseamos superar, aspecto que recogen las teorías anteriores. Sin embargo, en muchas situaciones no tenemos claro qué decisión tomar, ya que las
variables intervinientes, sean estas positivas o negativas, son similares, o el razonamiento analítico y frío de la situación pugna con nuestras emociones, valores, creencias o sentimientos.

Lo que a menudo suele ser motivo de reflexión para psicólogos, filósofos y pensadores, es saber quién decide realmente, ya que nuestras creencias o valores pueden haber sido influenciados por diferentes agentes sociales, culturales, biográficos, históricos o institucionales.

Por otro lado, emergen preguntas relacionadas sobre qué papel juega nuestro lado subconsciente a la hora de realizar dichas elecciones, o en qué medida las tomamos con rigor y de manera plenamente consciente.

Así mismo, existen numerosas corrientes dentro y fuera de la psicología que hacen mención a la incapacidad del ser humano para procesar toda la información que le llega, debido a que el cerebro está diseñado para atender selectivamente solo a aquellos estímulos relevantes, economizando recursos que considera innecesarios y que a nivel adaptativo le han servido históricamente como especie. Un ejemplo claro de esto son los heurísticos, atajos mentales inconscientes a los que recurrimos para reformular cientos de decisiones cotidianas, que nos permiten simplificarlas y resolverlas de forma casi automática.

Pero ¿Es realmente consciente el ser humano sobre lo que decide cuando se trata de decisiones verdaderamente trascendentales? ¿Es libre para tomarlas? ¿Qué papel juega el ambiente? ¿Qué clase de influencia ejercen las variables cognitivas y emocionales? ¿Cómo afectan las creencias, la crianza, los valores, la cultura o la biografía en la toma de decisiones?

Para dar respuesta a todas estas preguntas, en el presente artículo se pretende profundizar en estas áreas y revisar de forma sucinta y breve la teoría de la subjetividad freudiana y otras aportaciones de diferentes corrientes de la psicología, dónde hipotetizamos que la toma de decisiones racional y consciente está mediada por la subjetividad del individuo y por otras variables de diversa naturaleza.

Teoría de la Subjetividad

En 1917, Freud escribía que la ciencia había asestado tres heridas narcisistas a la humanidad occidental: una cosmológica, una biológica y una psicológica.

La cosmológica, guarda relación con la teoría heliocéntrica copernicana. Antes de Copérnico se creía que la Tierra era el centro absoluto e inamovible del universo, pero el astrónomo tiraba por los suelos esa creencia al demostrar que nuestro planeta es uno de muchos que orbita nuestro Sol.

La biológica, ejecutada por C. Darwin, cuestionaba la idea metafísica del origen divino del ser humano, y este pasaba a ser concebido como una especie más dentro del reino animal.

La psicológica, fue perpetrada por el mismo Freud en su teoría de la subjetividad, en la que se brinda un análisis pormenorizado de las dimensiones irracionales e inconscientes de la acción y experiencia humanas, en contradicción con el modelo hegemónico racionalista cartesiano, que tiene su origen en las tesis defendidas por R. Descartes, y que se consolida definitivamente en el racionalismo ilustrado del siglo XVIII. Esta postura ideológica, va a presidir la concepción del pensamiento modernista occidental a lo largo de esos siglos. Dicho paradigma, afirmaba que el ser humano es amo y señor de su vida anímica, que está habilitado para obtener un conocimiento prístino de todo lo que ocurre en su psique, y que, en base a esta información, absolutamente confiable y certera sobre sí mismo, puede decidir libre y racionalmente acerca de sus acciones u omisiones.

Freud, se posiciona en contra de este modelo, y defiende conjuntamente con D. Humme y F. Nietzsche, que los seres humanos no son absolutamente racionales ni transparentes para sí mismos, lo que para los intérpretes actuales es su mayor contribución: Un esbozo de una “ciencia interpretativa de la irracionalidad motivada”, capaz de dar cuenta de las fuerzas inconscientes – temores, fantasías, deseos y afectos – que más allá de nuestra conciencia y voluntad, gobiernan nuestro comportamiento cotidiano. Esta postura dará lugar a su famosa frase: “El Yo no es amo en su propia casa”, lo que para muchos estudiosos de nuestra época, constituye la enseñanza central del psicoanálisis.

Freud confronta la concepción de “sujeto inconsciente” con la noción de “sujeto cartesiano”. Desde esta perspectiva, señala Freud, el yo se siente seguro tanto de la completitud y de la confiabilidad de su percepción interna, como de la viabilidad de sus órdenes. Dicho de otro modo, además de creerse absolutamente transparente para sí mismo, el sujeto cartesiano tiene confianza absoluta en su capacidad para dominar sus pensamientos, sentimientos y acciones. “El ser humano (…) se siente soberano en su propia alma” (Freud, 1919).

El descubrimiento freudiano de la existencia y funcionamiento del inconsciente puede afirmarse, viene a echar por tierra esta visión arrogante de la subjetividad humana. Para Feud, “yo me soy extraño a mí mismo”, porque jamás puedo aprehender clara y distintamente lo que ocurre en mi psique. El sujeto individual carece de la autonomía y la libertad que el common sense moderno le adjudica. Lejos de denominarse a sí mismo libre y conscientemente, el yo es, en última instancia, una marioneta de sus propios procesos psicológicos inconscientes.

Desde esta perspectiva la carencia de autodominio no sería pues prerrogativa de los “dementes”, los “niños”, y los “primitivos”, sino, más bien, un rasgo esencial de la conditio humana, con lo que se rompe con el prejuicio sobre la existencia de una fisura abismal entre el funcionamiento psíquico “patológico” y el “normal” (Honneth, 2017).

El yo se vale de procesos inconscientes que son absolutamente extraños al clásico sujeto cartesiano: los denominados “mecanismos de defensa”, – regresión, represión, racionalización, negación, identificación, introyección, entre otros – que, operando a espaldas del individuo, se encargan de rechazar, ahuyentar y transformar estímulos externos que ponen en peligro la integridad subjetiva.

Pensadores contemporáneos tan diferentes como Critchley y Honneth resaltan la relevancia de la noción freudiana del sujeto escindido para las discusiones actuales acerca de la experiencia ética y la relación consigo mismo.

Toda esta disertación sobre la teoría freudiana de la subjetividad humana, es concluyente para entender que el individuo no es capaz de tomar plenamente decisiones de forma libre, autónoma y consciente.

Aportes de la Psicología Social

Sabemos que, además de nuestra dotación genética o nuestras características fisiológicas, el ambiente nos conforma como individuos, y modula nuestra conducta, pensamiento, hábitos, actitudes, etc.

Desde que nacemos, estamos expuestos a numerosos estímulos externos que de una forma u otra van a condicionar nuestra existencia. Los modelos de crianza, los tipos de apego, las relaciones y la calidad de los vínculos que mantengamos con figuras representativas en esa etapa, van a marcar nuestro devenir como individuos.

La capacidad para tomar decisiones va a estar también mediada por toda esa serie de eventos y circunstancias. Por ejemplo, una persona que ha sido expuesta desde su infancia a un estilo de crianza sobreprotector se mostrará presuntamente más indecisa e insegura cuando tenga que asumir retos o cambios vitales que impliquen elegir o postularse ante una situación, ya que habrá aprendido en gran medida a que otros solucionen sus problemas.

Las creencias, los valores sociales o familiares y la cultura también juegan un papel determinante a la hora de decidirnos por una u otra opción. A menudo escuchamos frases hechas en nuestro entorno, que pasan de unas personas a otras con suma facilidad y que apenas son cuestionadas. Esas expresiones ilustran el peso que tienen los valores o las creencias subyacentes y que en muchos casos son introyectadas, es decir, asumidas “sin masticar” porque provenían de personas con mucha influencia y poder sobre nosotros en un determinado momento o por los criterios morales dominantes de la época.

La sociedad y la cultura juegan también un papel determinante en tareas decisionales trascendentes en nuestra vida. Obviamente, no es lo mismo declararse homosexual abiertamente en la España actual, que durante el franquismo; o divorciarse en un país laico y desarrollado, a hacerlo en uno donde imperan férreos valores religiosos, actitudes tradicionales institucionalizadas o un modelo patriarcal.

Sabemos que la presencia implícita de diversas instituciones también va a pesar a la hora de que decidamos, a veces de forma consciente, pero también en otros casos inconscientemente. Estas no necesitan estar presentes, físicamente, basta que lo estén sus normas, reglas, productos…etc.

Las estructuras sociales de estatus y poder, las modas, las costumbres, los rituales o los estereotipos también van a jugar un papel decisivo a la hora de escoger entre diferentes opciones.

Nuestra necesidad de pertenencia, de establecer vínculos positivos, duraderos y estrechos con otras personas, o la influencia del grupo social y su presión, pueden también inclinar de manera importante la balanza a la hora de decidir.

En muchos casos, tomar una decisión en contra de la mayoría implica procesos de estigmatización, ostracismo o exclusión. De hecho, el ostracismo se ha utilizado en todas las épocas y en todas las culturas para regular el comportamiento social.

Cabría reseñar experimentos, que han aportado cierta validez empírica a cómo nuestra conducta de elección es modificada por la presión grupal, incluso con estímulos físicos. Un ejemplo, es el trabajo de investigación llevado a cabo por S. Asch en 1951, donde los participantes se dejaban llevar en un elevado porcentaje de casos por lo que decía la mayoría.

Como conclusión, argumentamos que los seres humanos no somos plenamente libres, autónomos o conscientes a la hora de tomar decisiones, bien sean estas de naturaleza irrelevante o trascendental para nuestra existencia. La intrasubjetividad, la ambientalidad, el peso de las emociones, la cultura, la biografía, la presión social, la incertidumbre, o la misma dificultad de vivir en entornos complejos y altamente demandantes, nos hace poco objetivos y vulnerables a la hora de decidir.

Estudiar o no una carrera, acceder a un puesto de trabajo o abandonarlo, cambiar de ciudad o de país, montar una empresa, escoger pareja, vivir en soledad, casarnos, divorciarnos, tener descendencia, etc., son decisiones que van a marcar nuestras vidas, y por tanto requerirán de nosotros un análisis profundo, que procure evitar sesgos decisionales, a fin de moldear una elección a nuestra medida, basada en nuestros valores y necesidades.

En ocasiones, será necesario el apoyo de profesionales y expertos que nos ayuden en ese complejo proceso, y aporten otras perspectivas alternativas, que pueden alumbrarnos en nuestro camino y enriquecer nuestra visión.

Bibliografía

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Freud, S. (1975) Esquema del Psicoanálisis. Paidós: Buenos Aires: El cielo por asalto.
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Ruiz, M. (2012) Manual de Técnicas de Intervención Cognitivo Conductuales. Desclee de Brouwer.


Autor: X. Anxo Maciel Vilar


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